Parece que haya transcurrido un año pero en realidad sólo han pasado unas cuantas semanas desde que, en una de tantas reuniones informales, nos fuimos acercando a la versión 0.0 (cero punto cero) de nuestro proyecto.
Intentando recordar cómo llegamos a definir lo que hoy os vamos a presentar, deciros que estábamos buscando algo que fuese capaz de llevar las redes sociales al punto exacto en que se produce la experiencia de usuario, el momento de compra o de utilización de un determinado producto o servicio. Estábamos buscando algo que fuese realmente la unión entre el mundo offline y el online.
Evidentemente pensábamos en dispositivos móviles, en una APP que nos permitiera compartir esa experiencia con nuestras redes y al mismo tiempo que nos aportara algo de valor; más allá de la capacidad de «documentar» algo del mundo real en nuestros mundos virtuales (facebook, twitter…), algo que no solo fuese testimonio de una determinada experiencia sino que fuese parte de ella y, en algunos casos, el detonante, el elemento que tuviese la capacidad de generar la experiencia.
Nos fijamos en los códigos QR. La aparición cada vez en más contextos (prensa, publicidad, aparadores, etc) y cada vez con mayor frecuencia nos indicaba que podía ser un buen camino. Pensando además en su utilización del punto de vista «comercial», como puntos de contactos entre marcas y personas, nos gustó la facilidad con la que podemos utilizarlos en distintos soportes. A diferencia de la geolocalización, el código QR es mucho más simple de utilizar, es directo y no tiene posibilidad de error.
Pero nos faltaba aquel «valor añadido» que estábamos persiguiendo. En prácticamente la totalidad de los casos analizados de códigos QR se repetía el mismo patrón: la lectura del código me lleva a una página web (o microsite, landing, fanpage FB) o bien me permite acceder a un contenido multimedia (vídeo, podcast, música, etc..).
Pero en ninguno de los casos la lectura del código me permitía ir más allá, como por ejemplo confirmar mi asistencia a un evento, suscribir un boletín de noticias, recibir un catálogo de productos o llevar mi opinión directamente al servicio de atención al cliente de un banco.
Dos vueltas de tuercas más y llegamos a la definición de nuestro proyecto.
Zasqr es una red social de valor, basada en la la posibilidad de definir experiencias, llevarlas al mundo offline para que las personas interaccionen con ellas y las compartan y difundan a través de las redes sociales.
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Y, por supuesto, si quieres saber más acerca de zasqr … sigue leyendo!
Stop documenting, Start Experiencing!
El equipo Zasqr
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